No, gracias

En el mundo de la soledad, es muy fácil caer en la tentación de conformarse con lo mínimo. Tentador, pero no. Menos cuando el mínimo no califica para tal sino que es nada. Nada. Afortunadamente nada, porque como dice MPR eso es mejor, porque no da para hablar sólo para imaginar. Y queda en eso, imaginación, sin hechos concretos. Nada de que arrepentirse. Como en una navidad cuando el pragmatismo afloró en mí y mis regalos, todos decían cata: fome pero práctica, Y a estas alturas, parece lo mejor. En vez de estar en la línea de espera, más vale dar pie atrás y retroceder... para avanzar en otro sentido. Sólo me arrepiento de algo, no convertir en palabras algunas cosas... pero todavía estoy a tiempo. Por último, para mantener mi frente en alto, aceptar mi autodesafío o en el peor de los casos para mi crecimiento personal, enfrentar una negativa bien dicha. Eso, es lo que hay - o como decía uno que bien conocí- es lo que queda...Se acaba abril, las lluvias que no fueron y al agua que no llegó y las llamadas... over. Así va a ser mejor, no sigo, no pierdo el tiempo. Libertad e independencia recuperada.